Si llenamos de agua un recipiente circular y provocamos oscilaciones en el centro, produciremos ondas que se expanden hasta rebotar en el contorno del recipiente. Las ondas reflejadas se propagan entonces hacia el centro del recipiente y se suman a las ondas incidentes.
La suma o superposición dará lugar a oscilaciones estacionarias planas y concéntricas, un modo de vibración de la superficie del agua como el que vemos a continuación:
Realmente, la intensidad o amplitud debería disminuir al aumentar el radio, ya que la energía de cada onda debe repartirse sobre un perímetro que aumenta. El resultado es más o menos el siguiente:
Si la magnitud que oscila no es un desplazamiento como sucedería con cada molécula de agua, las variaciones de amplitud podrían representarse mediante cambios de color. Algo así ocurriría con las ondas de sonido si representamos los cambios en la densidad del medio:
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